Vivimos en un mundo que está definitivamente "patas pa'rriba": Páginas web que promocionan la anorexia y la bulimia, tallas en las tiendas que no llegan ni a la mitad de la real, campañas publicitarias que destrozan los principios básicos nutricionales, videos musicales en los que -por ejemplo- la mujer es tratada como un animal... y pare usted de contar. Pero es que si eso es poco, además, todas las personas cuando te saludan, especialmente si no te ven hace tiempo, lo primero en lo que se fijan es en tu peso. No te dicen "Me alegra verte felíz y contenta con tu vida" (que sí, que eso también les alegra, se supone) sino "Que estupenda estás! Como has bajado de peso!" y si no me creen empiecen a ver a su alrededor.
Esta publicación nace como reacción a una experiencia reciente en la que una de mis amigas que tiene un metabolismo magnífico (Para mi envidia...sana) y que es extremadamente delgada (casi no tiene caderas, por ejemplo, trabaja todo el día y padece bastante estrés) se reunió con un grupo de amigas de la infancia para comer en una especie de reencuentro. Dentro del aquelarre (perdón) había chicas casadas y con niños, había divorciadas, solteras, había profesionales universitarias, empresarias exitosas... cada quien con su tipologóa corporal producto de la mezcla de sus genes y su estilo de vida, ni más ni menos... y vale, lo confieso, yo estaba presente, pertenezco a ese grupito de brujas.
Mi amiga eligió un vestido azul marino tipo camisero que le quedaba un poco ancho, especialmente al ajustarse el cinturón, pero estaba preciosa y sobretodo, ilusionada. Tenía muchas cosas que contar -de haberle preguntado- y fué una de las organizadoras, inclusive.
Aquello fué todo un espectáculo. "Pero que delgada estás"! "Como no te ha llevado el viento?" "Deberías meterle a ese vestido porque así ancho no te favorece" "Es lo que tiene no tener hijos todavía, necesitas una pareja para que cojas kilitos" "Con qué se te sostienen los vaqueros?"... y así sucesivamente, pública y colectivamente.
Mi amiga tenía los ojos húmedos (a pesar de que no parecía importarle mucho a nadie) y estaba muda. No es que el resto de comensales fueran precisamente Miss Venezuela... todo lo contrario, pero no se suponía que eso fuera lo importante. Daba la impresión que tenían resentimientos de verle tan delgada, a pesar de ellas vivir en dietas y planes de ejercicios. A nadie se le ocurriría decirle a alguien con sobrepeso - y menos delante de un grupo - "Pero que gorda estás" o "esa ropa te hace parecer mucho más gruesa, como sin cintura" Verdad? Porque al contrario, parece que todos somos más delicados con esos temas cuando es alguien a quien queremos "y tiene unos kilitos de más".
Estoy tan indignada todavía que no sabía como drenar mis sentimientos. y me decidí a escribir algo por aquí. Fué una velada agria, a pesar de tratarse en teoría de "buenas personas". Si me hubiera pasado a mí, probablemente habría contestado con mucha mala vibra y habría dejado ver a esas personas que ellas también tienen sus "asuntos pensidentes" con la figura. No me imagino a esas chicas al lado de mi amiga en la playa... especialmente con esa autoestima tan gris y venenosa.
No sé que nos pasa a las personas, pero somos más que un cuerpo, que una silueta, que una talla. Nadie debería enfocar su atención en el peso de otro, a menos que sufriera una condición y en ese caso, jamás decirle nada en público. No basta decirle a la gente que la queremos, en estos pequeños detalles es donde se demuestra, en el respeto, la consideración.
A mí no se me ocurre "restregarle en la cara" a alguien que está gordo (aunque lo esté)... entonces por qué a los que están muy delgados se lo hacen? y además generalmente alguien con problemas de peso! Y además a viva voz y en público! Es que no saben lo duro que es sentirse mal con su imagen? Es por envidia?
No quiero creerlo.
Se nos han trastornado las escalas de valores. Se nos confunde lo importante y lo urgente con lo accesorio y superficial.
Que desperidicio. Tantos talentos que tenemos los seres humanos y tan desaprovechados.
Antes de fijarte en el peso de tus amigos, pregúntales qué hacen? cómo están? ... y vive.