29/3/12

El mundo que nos tocó vivir.

Nos sentamos. Mientras ella habla la voy detallando: Una piel muy pálida cercada por arrugas marcadas. Una piel fina, casi transparente que cubre unas facciones muy marcadas. La mandíbula cuadrada, una nariz con cicatrices, las orejas grandes.

 Los ojos de un azul claro, mas claro que las líneas que chorreando, los rodean. Vivarachos, inquietos, con una luz que se opone claramente a la edad que han transcurrido. Los labios finos, delineados con un tono oscuro, surcados de arrugas, casi inexistentes.

Las manos grandes, con pecas, las uñas curvas y un poco largas, lo mínimo. La pintura es perlada, descascarillada. Es una persona que pretende arreglarse y en el camino da la impresión de que se le acaban las fuerzas.

Viste con colores, colores primarios vivos, mezclados. Sobre los hombros una rebeca fina de punto, blanca. Un pantalón rojo, de talla adecuada. Una elegancia extraña, un estilo particular, intenso pero no grotesco.

Ahora que lo pienso, no miré sus zapatos. Es raro, los zapatos siempre me hablan de las personas. Descubren cualquier secreto que la vestimenta quiera disfrazar, y sin embargo en su caso, es un detalle que dejé ir.

Hablamos. Yo escuché, ella habló. Me hizo un par de preguntas, pero yo, torpemente y abrumada ante su presencia no lograba más que divagar. 

-En mi época del colegio los maestros pegaban, sabes?-
-Pero yo nunca me dejé. Corría por el pasillo y llegaba sin aliento hasta mi casa, donde mi madre desesperada me cogía de la mano y me llevaba de nuevo al colegio.-
"Esta niña es muy inteligente, muy desinquieta" -decía el profesor- pero hay que buscar la manera de castigarla... 
Se ríe, recordando. Se aviva su mirada, más si se puede.

-Tengo mucho miedo a la derecha, sabes?- 
-No sé que le pasa ahora a la universidad. Solían ser fuertes. En aquella época hasta incendiamos una guagua y la lanzamos por la autopista a los land rovers de la policía... y luego, como los guanches: batalla a piedra limpia. La gente nos escondía y nos daba de comer porque realmente éramos una guerrilla...-

-Ha costado tanto ganar los derechos! y ahora quieren echar todo para atrás! Al día siguiente ya querían modificar la ley del aborto!-
-Para mí fué tan difícil... imagínate.... yo, con mi... bueno, como soy... tu sabes... diferente... hacer un teatro era para mí... sobrevivir...

-y sobreviví.-
-Mi padre decía: "Sean libertarios pero no militantes". "Los militantes son perseguidos" -Yo creo que finalmente fuí militante de mi vida, de mi libertad. Soy libre, y si hay que luchar, lucho hasta que me muera.-

Trato de mirarme en sus ojos, pero es imposible. Ella, que nació como un él. Vivió en la pobreza, la miseria de una postguerra, escapó a una dictadura retrógrada, presenció un "destape" peninsular y  capitalino que a ella se le quedó corto y lejano y ahora atestigua unos tiempos globales, de moneda única, vidas virtuales y "crisis"...

 y a pesar de todo eso, sigue  siendo ella: Valiente, honesta.
 Está hecha de otra pasta, de otro material.

La miro y pienso que no es que "el mundo que nos tocó vivir" sea duro, de vacas flacas, de burbujas pinchadas. La miro y descubro que no estamos a la altura de la historia. De los cadáveres de miles de mujeres y hombres que tapizan el suelo de toda Europa. De los cadáveres rusos, chinos, polacos, húngaros... De gente que desde un exilio seguía con el corazón en sus banderas. Se podía dar la vida por una idea.

No estamos a la altura. Ni siquiera sabemos protestar con inteligencia. Somos manipulables, sin lemas propios, donde la esperanza de un movimiento se diluyó sin echar raíces.

Hablo desde mis ojos,  claro, pero en sus palabras y en su mirada no había dudas.

Sé que no es un llamado a ser revolucionario chavista, a suspirar  por ideas comunistas caducas, no es satanizar el capitalismo o la globalización. Yo creo que ella se refiere a ser auténticos y sin hipocresías reconocer todo lo que tenemos y los demás no tienen, es ser valientes y exigir a los delincuentes - políticos o no- que paguen sus crímenes y devuelvan lo robado. Es dejar de ser un consumista de apartamento y pensar que hay más en el mundo que Justin Bieber o Lady gaga, buscar la manera...tiene que haberla... para cambiar "este mundo que nos toco vivir".

¿A alguien se le ocurre algo?  No estoy juzgando a nadie, sólo me siento inútil y quiero saber si alguien puede ver más allá.


Una licorería en Venezuela. ¿Hacia donde vamos?
Esto SÍ que es triste.




6 comentarios:

VISUALGUILLE dijo...

El mundo es todo lo que nos rodea. Nosotros, aunque nos ha tocado vivir en este, podemos cambiarlo. Empecemos ya. Por lo que tenemos más cerca.

anónimo dijo...

Sí, esa es la idea amigo Guillermo...por eso mi publicación anterior...un abrazo!

Unknown dijo...

Siempre me han considerado una protestona porque no voy a corriente como gustaria a los poderes, ahora les llaman indignados.
Creo que muchas cosas pueden y deben ser cambiadas, porque si no terminaremos como en el país de la cantina de tu foto, donde la cantina es el primer paso para ser feliz¡qué triste!.
Esta tarde he hallado varios blogs interesantes y nuevos a los que seguire sin duda, un saludo desde Tenerife y te dejo enlace de mi blog por si quieres conocerlo.
http://gofioconmiel.blogspot.com.es/

Unknown dijo...

Hola, gracias por tu visita a mi blog, con referencia al cartel de tu nevera, sinceramente no me fije que lo ponía debajo de la fotografía sencillamente me motivó lo que ponía y lo adopté,pense que era cogido de tantas imágenes que circulan por ahí, si te parece mal, por favor entra en mi blog y házmelo saber.
Un saludo y perdona la intromisión.

pharmacoserias dijo...

Me encanta la foto. Me trae "entraña" y trsteza al dudar que sea cierto ese "fin de la tristeza" que tanto deseo/amos.
Recien regreso de mi período académico en Venezuela y...no lo veo tan claro. El país, todo se cae a pedazos ante la impasividad de mucha gente más preocupada por el "pelotazo" personal...
Saludos cordiales.

anónimo dijo...

Fernando, yo tampoco lo veo claro. Demasiados rumores sobre inestabilidad "de poder"... la pasividad ya es hecho antiguo, pero creo que es la defensa psicológica para poder vivir permanentemente allí. Gracias por leerme y comentar. Un abrazo.